Ese de allá arriba soy yo, y aunque sea difícil de creer, soy más feo en persona. Y además, tengo otro defecto del que luego te hablaré, que me hace ser muy bueno en lo que hago.
Pero antes, quiero contarte que aún me hace sentir raro hablar de que tengo una misión en la vida.
Una misión que está ahí para cambiar el mundo.
Una misión auto impuesta para dejar todo mejor de cómo lo encontré.
No quiero parecer loco, así que por ahora no vamos ha hablar de ella, ni de mis valores, ni de mi unicornio.
Ahora mismo no lo veo.
Así que, al grano.
Soy “manipulador”.
Sí, «manipulador».
Y utilizo ese poder para influir positivamente en Ovejas Brillantes para que logren reinventarse con éxito.
¿Cómo?
Más caro, más rápido, más veces.
Y así crecen y sus negocios crecen. Y todos crecemos.
Eso es lo que hago.
¿Y por qué Ovejas Brillantes?
Porque si la vida me hubiera dado un apellido que no fuera el familiar, sería ese: brillante.
Y no es arrogancia.
De hecho eso no hizo que mi camino fuera fácil, más bien al contrario.
Muy al contrario.
Y me he reinventado tantas veces y vivido tantas vidas que me recuerdo a Frank William Abagnale.
Seguramente sabes quien es.
Quizá no por el nombre.
Quizá sí por ser el personaje interpretado por Leonardo Di Caprio en la película Atrápame si Puedes.
Pues bien.
Frank es un tipo que puso en jaque al FBI falsificando cheques y suplantando identidades.
Hasta que fue detenido, trabajó durante años como piloto, pediatra y abogado, entre otras cosas.
Lo curioso es que mientras lo hacía, desarrolló una capacidad le llevó a crear una empresa especializada en fraudes económicos que factura millones al año.
En fin, que se podría decir que mi vida ha sido algo similar pero con matices.
Yo no fingí ser piloto, ni médico, ni abogado.
He hecho otras cosas. Igual o más dispares que esas, pero sin suplantar, fingir o estafar a nadie.
(Aunque no dudo alguno pudiera sentirse estafado, que en este mundo hay de todo.)
Y también desarrollé también una capacidad por el camino.
La capacidad de venderme bien.
Y me sigo vendiendo cada día, cada hora. Al igual que tú, al igual que todos.
Pero yo lo hago bien.
Y ayudo a otros a venderse mejor.
Y con ello, a vender más.
Porque parecer bueno es mucho mejor que serlo. Y si encima lo eres, pues imagina.
Y hablo de VENDER.
(No de cerrar.)
Ojo.
Hablo de captar la atención de extraños y convertirlos en clientes rápido.
Así de simple.
Así de complejo.
Ese es el unicornio del que te hablaba.
¿Y porqué te cuento todo eso?
Porque tengo un niño.
En realidad dos.
Uno tan pequeño que aún conserva todos los dientes de leche, y otro tan grande que lo veo a diario en el espejo.
Y los últimos años vivo obsesionado por hacer que puedan jugar juntos el mayor tiempo posible.
Porque aún recuerdo perfectamente el día en el que caí en cuenta de la diferencia de edad que los separa.
Que todas mis vidas previas tuvieron un precio muy alto.
Tiempo.
Porque las patadas al balón, las carreras volando cometas, los saltos en bomba en la piscina, se acabarán pronto. Demasiado. Y no es justo.
Me aterra.
Pero así es la vida.
Simple, por mucho que insistamos en complicarla.
Y complicada siempre por la misma razón.
Ya termino.
Venderse bien la descomplica mucho.
Y te da libertad para vivir la vida que elijas vivir en cada momento.
Y tener un sistema de ventas sencillo, automático, recurrente y predecible, más aún.
Porque te devuelve tiempo.
Y todo así es más fácil.
Todo.
TODO.
(Hasta el punto de poder dejar la historia aquí, encender mi sable láser y batirme en duelo con el pequeño jedi que acaba de entrar en mi despacho.)
Resumiendo.
Enseño a venderse mejor (para vender mejor) a profesionales, emprendedores, dueños de negocio y equipos de venta.
Y desarrollo estrategias minimalistas para que lo puedan hacer más caro, más rápido y más veces.
En ese orden.
Y lo hago bien. Muy bien.
Otras cosas no, pero esa sí.
También me gusta el sonido de las olas, la música, el silencio, la cerveza helada y jugar con mi hijo. Y disfrutar, y vivir.
Y vendiendo más caro, más rápido y más veces, se disfruta y se vive mejor.
Si tú también lo crees. Y te gusta disfrutar y vivir, y a demás quieres vender mejor, deberías suscribirte.
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Y vendo.
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